Algunos deportistas se convierten, con una facilidad dócil, en la imagen del prototipo humano, a veces en iconos de una generación y otras en banderas familiares. El último hombre que me había conmovió con su partida, fue aquel delantero de los Rayados, Antonio de Nigris, su muerte temprana, inesperada y lejana, me impresiono; ahora, como a muchos ciudadanos del mundo, la partida de Alí, nos ha llegado hondo, profundo, allá donde viven los sentimientos.
Quizá en la única de tantas ferias del libro que me acompaño mi esposa, esa donde llevaba la cartera abierta, tuvimos a bien, adquirir algunos ejemplares que en otras ocaciones me abstenía; con la excusa de que teniendo a la Nena en casa, seria difícil, comprar esos libros por cubrir los gastos naturales de la nueva princesa en la casa, me apoyo. Aprovechamos la situacion y nos surtimos. Yo, entre otros tantos, me adueñe con mucho cariño de un «fotolibro» llamado, «Mohamed Alí» de Gavin Newsham.
Con textos en tercera, segunda y primera persona, éste trabajo desarrolla la vida de aquel boxeador que creció con el nombre Cassius Clay, acompañado de fotos profesionales y familiares, facsimilares de boletos de entrada para algunas de sus funciones boxisticas, y claro esta, de aquellos «posters» que promocionaban los grandes combates contra Sony Liston, George Foreman y Joe Frazer. Es una total delicia, contando anécdotas algunas ya muy famosas, otras que me eran desconocidas y otras más ya con un tinte de esa experiencia que dan los años.
Lo termine de leer la misma noche que lo compramos, me la pase en vela. Casi despertaba a mi esposa para que empezara a leerlo, por fortuna para todos, me contuve. Me parece que su carisma se percibe en las paginas, ¿porqué? no lo sé, sin embargo, debo ser más franco, con anterioridad me había «chutado» algunas de sus viejas contiendas en Internet, reportajes y documentales, al menos los más sencillos de conseguir. El drama de un deportista en el punto estelar de su carrera y sus habilidades enfrentado contra el monstruo del aparato estatal de los Estados Unidos, por no querer enlistarse al ejercito, para enfrentar una nación pobre, emproblemada y muy lejana, que ademas, jamas lo había discriminado, cosa que si hicieron, hacían y por su puesto siguieron haciendo en su país, aun y que los había representado en unos juegos olímpicos y conseguido el oro; bien cabe la expresión: ¡Tómala!
El coraje de sus convicciones y detalles de esos momentos son narrados, así como las posteriores mega funciones en las que lucia como favorito, como carne de cañón o como una gran incógnita, sin lugar a dudas, argumentos para llamarlo el mejor boxeador de todos los tiempos.
Me dolió su muerte, una noche anterior leí que estaba en el hospital, pero que saldría pronto, no fue así, no con vida o quién sabe. Lo digo porque saber de él es conocer del ser humano, sus sombras y luces; ya sin reflectores y pasión es claro que era otro de los tantos millones de seres humanos que hemos pisado la tierra, pero de cierta forma al hablar de él, verlo en videos tirando golpes, leyendo sus historias o escuchando sus entrevistas parece tan vivo y eso sigue aquí. Para mi, las letras de alguna forma dan vida… ¡Hasta pronto, campeón!